Semáforos en Nuestras Vidas



Muchas veces tenemos y pasamos por situaciones que nos detienen, que detienen nuestro ritmo habitual de la vida, esas situaciones no la llegamos a superar y aunque nos acostumbramos a andar y a vivir así, seguimos sin superarlas pero ese pasado sigue vivo en nuestro presente lo cual no nos deja avanzar, se convierte en un semáforo que nos detiene y no nos deja llegar a donde queremos, después de esas situaciones nunca más volvemos a ser iguales, No oramos como antes, No sentimos la misma pasión por Dios como antes, no nos reímos como antes, no actuamos como antes son cosas que han marcado nuestras vidas de una manera especial, cosas del pasado que nos han detenido. Pero porque decido llamar a esas situaciones que nos detienen semáforos? Decidí poner como tema Semáforos porque el semáforo no nos detiene para siempre, el semáforo es una simple parada que nos toca en algún lugar, una parada que permite que otros pasen, esas situaciones que te detienen solo son simples semáforos, no son muros, no son cárceles, no son cuevas en donde puedes detenerte por toda una vida... El semáforo no se detiene en rojo para siempre sino que cambia!


Pero el problema muchas veces es que aunque reconocemos cual es el semáforo que nos está impidiendo caminar, muchas veces no queremos pasar esa parada y seguir caminando, parece ser que nos guste estar detenidos en esa situación. Lo peor de todo es que muchas veces estamos detenidos en los diferentes semáforos que atravesamos por la sencilla razón de que no hemos decidido seguir caminando.

¿Qué te detiene? Identifica en tu Vida cual es ese semáforo que te ha detenido? Que es aquello que aunque no lo esté sintiendo en este momento está en lo más profundo de tu ser vivo como si fuera el primer día... Luego de identificar que te ha detenido pídele a Dios que saque eso de tu vida y que te ayude a seguir adelante! Dios Quiere que sigas siendo como antes, Dios quiere grandes cosas para ti!

Filipenses 3
12 No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. 13 Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, 14 prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. 15 Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos; y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios. 16 Pero en aquello a que hemos llegado, sigamos una misma regla, sintamos una misma cosa.

Hansel Peña

Twitter: @HanselRPena

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

¿Donde están mis amigos?

… Pero solo somos amigos?

¿Y la Vida?